sábado, 15 de febrero de 2014

Aprendiendo a amar - Capitulo 10: Noche de pasión

Llegaron al piso de Alex, la chimenea seguía encendida tal y como la dejó al irse.

-          Voy a ir por unas copas de vino, ¿tinto o blanco? – le preguntó Alex a Salva mientras se quitaba el abrigo.
-          Siempre tinto, ¿no recuerdas?

Alex cogió una botella de vino tinto y dos copas. Salva estaba delante de la chimenea calentándose las manos. Alex se sentó en el sofá, al verla, Salva se sentó a su lado.

-          ¿Tienes frío?
-          Para no tenerlo, esta ciudad en el mes de Enero es un congelador. He metido un par de leños más al fuego.
-          Mejor, siempre me gusta tenerla encendida – respondió Alex mientras  llenaba las copas.
-          Aún recuerdo ese día en el que estábamos aquí y nos mirábamos fijamente, y de repente entró el idiota de Manuel a interrumpirnos.
-          ¿Interrumpir el qué?
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Alex sabía bien la respuesta, pero quería que Salva lo dijera. 

Ambos comenzaron a clavarse la mirada, Alex sentía como su corazón empezaba a latir fuertemente. Salva se iba acercando cada vez más, Alex notaba su respiración. Seguían mirándose y acercándose más. Parecía que el corazón se le iba a salir del pecho, Alex no podía más.

Se fundieron sus labios en los de Salva, y él no se resistía. Sus labios estaban húmedos, y ella disfrutaba besándolos. Notó como la mano de él se introducía por debajo de su blusa. Alex se la quitó mostrando sus pechos, él se quitó la camiseta.

Siguieron los besos apasionados y cada vez más fogosos. Salva besaba a Alex por el cuello, algo que la volvía loca.

Él empezó a quitarse los pantalones, estaba bastante excitado, al igual que Alex. Sus respiraciones iban más rápido, y los cuerpos se movían estremeciéndose. Alex se levantó y se quitó lo que le quedaba de ropa; en el sofá, se puso encima de Salva. Y susurrándole al oído le dijo: “Quiero hacerlo ya”.

Salva obedeció, ella se movía lentamente sobre él mientras gemía. Él la besaba por sus pechos al descubierto. El movimiento se hizo más intenso y Alex no paraba de gemir. Ya notaba como se le iba la cabeza, el momento llegaba para ambos. Ella gritó, él suspiró.

Alex puso su cabeza sobre los hombros de Salva, estaba extasiada. Se volvieron a besar, pero esta vez más cariñosamente.


Alex caminó desnuda hacia la ducha, Salva la siguió. Y la noche continuó entre besos y dejándose llevar por la pasión.

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